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cepillos para limpiar chimeneas

¿En qué consiste la limpieza de chimeneas?

Da gusto tener una chimenea y disfrutar de su calor, de su magia, en los días fríos invernales. Sin embargo, limpiar las chimeneas es menos bucólico. Sea como sea es esencial hacerlo, de lo contrario pueden producirse combustiones.

A continuación, se detalla cuál es el proceso idóneo para efectuar esta tarea. Es importante contar con el equipo necesario y seguir cada paso con esmero.

Así es el método del deshollinador profesional

Quitar el hollín y limpiar la chimenea puede resultar más fácil de lo que parece, siempre y cuando se lleve a cabo el proceso de forma habitual y metódica. Hay que hacerlo con suficiente frecuencia, en función del uso.

Aunque existen productos químicos, como la creosota, que permiten realizar esta tarea puntualmente, la mejor opción es la limpieza mecánica, para la cual se necesitan cepillos técnicos, especialmente el llamado erizo deshollinador.

1. Preparativos iniciales

En todo caso, la limpieza se debe llevar a cabo con la chimenea fría. Lo primero es preparar todos los elementos y productos. Además, es recomendable emplear unos guantes de goma durante el proceso, aunque algunas personas prefieren tener las manos más libres. También suele venir bien emplear ropa vieja o un delantal protector. Las personas alérgicas al polvo o los ácaros deben usar una mascarilla y, por último, las gafas protectoras también son apropiadas.

Estos son los tres primeros pasos:

  1. Forrar el entorno de la chimenea con una tela gruesa, un plástico, cartones o papeles.
  2. Eliminar los restos de leña y las cenizas del hogar. Conviene utilizar un recogedor de metal y un cepillo estándar. Puede ser uno de mano, el cabezal de una escoba o cualquier otro que permita arrastrarla.
  3. Asomarse al interior de la chimenea y, con una linterna, iluminar el tubo para comprobar su estado.

2. Proceso de deshollinado

Es la parte más importante de toda la limpieza. Se recomienda sellar la apertura frontal con sendos plásticos solapados, dejando un hueco para introducir los brazos y maniobrar. Hay que meter el cepillo deshollinador despacio y limpiar a fondo el tubo extractor. Eso sí, con la fuerza justa para ser efectivos y, a la vez, no afectar a la estructura.

Contar con un erizo deshollinador adecuado es la clave. Si tiene el mango largo, progresivo, la capacidad de actuación aumentará. Una vez deshollinado el tubo extractor, es el momento de limpiar las paredes, la base y el techo. Para ello, hay que usar cepillos técnicos de cerdas fuertes.

3. Limpieza adicional y secado

El proceso sigue pasando la aspiradora de mano por todo el interior. Así, se retira el hollín y las cenizas acumuladas. Después, conviene aplicar un producto limpiador jabonoso, específico para chimeneas, sobre las paredes. Lo normal es dejarlo actuar entre un cuarto de hora y media hora, antes de quitarlo con un paño húmedo.

Para terminar, se seca el interior con papel grueso, por ejemplo, de periódico. Si es un modelo con puerta, hay que dejarla abierta hasta que esté completamente seca.

​Y ya está. En esto consiste limpiar chimeneas. Hay que hacerlo siempre con los equipos idóneos. Si quieres conseguirlos, síguenos en nuestras redes y ponte en contacto con nosotros

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